Estructura íntegra en acero, freno load cell de 100 kg y encoders magnéticos de 15 bits sitúan al kit SR-P como el peldaño intermedio entre los pedales básicos de potenciómetro y los hidráulicos de alta gama. Su acelerador tipo órgano sigue la trayectoria natural del pie y la base lastrada de 4,3 kg mantiene la estabilidad incluso sin cockpit.
El bastidor mecanizado en acero de alta resistencia soporta torsiones y pulsaciones repetidas, prolongando la vida útil y evitando flexiones bajo carga intensa.
La combinación de sensor de presión y ángulo permite dos fases diferenciadas: recorrido inicial para dosificar y tramo final apoyado en el load cell, que reproduce la rigidez de un sistema hidráulico. Un muelle y bloque de elastómero de serie —y el kit opcional con muelles adicionales— ofrecen seis niveles de dureza.
Los tres pedales emplean encoders de 32 768 PPR que eliminan zonas muertas y recalibraciones; la lectura constante se refleja en un control de gas y embrague lineal en grandes premiadas o rallyes de larga distancia.
Espaciado, inclinación y altura son regulables sin herramientas. El diseño desmontable e invertible permite fijar cada pedal en otros soportes profesionales, y la alfombrilla antideslizante evita movimientos sobre suelo liso. Dimensiones: 410 × 310 × 170 mm.
Conexión directa USB a PC o mediante RJ12 a bases MOZA; el software Pit House calibra curvas de salida y zonas muertas individualmente, manteniendo compatibilidad universal con otros ecosistemas.
Frente a los Thrustmaster T-LCM, el SR-P ofrece una construcción totalmente metálica y codificadores de mayor resolución, aunque el rival iguala la capacidad del load cell con 100 kg. En comparación con el Fanatec CSL Load Cell Kit, el MOZA destaca por su doble sensor y ajustes de rigidez sin piezas externas. Quien busque sensaciones aún más realistas encontrará ventajas en sistemas hidráulicos como los Heusinkveld Sprint, pero, por relación calidad-precio, el SR-P sigue siendo la propuesta más completa del segmento de load cell accesible.